Hola a todos:
¿Qué tal estáis? ¿Cómo os estáis adaptando a lo que llaman “la nueva normalidad»? Espero que razonablemente bien.
Después de bastante tiempo de silencio, he decidido desempolvar mi blog para hablaros de Lyan, mi nuevo perro guía.
Justo hoy hace un mes que nos conocemos. De hecho, pensé en presentároslo virtualmente ese mismo día, pero quise dejar tiempo para poder hablar con más objetividad, aunque no sé si lo he conseguido.
El 13 de abril estaba previsto que fuese a Madrid a realizar el curso de adaptación a mi perro guía, pero la situación de crisis sanitaria internacional hizo que ese plan se tuviese que aplazar. No obstante, estaba convencida que desde la ONCE se buscaría una solución, ya que contaban con perros perfectamente adiestrados para ser entregados. Un mes después, en mayo, me llamaron para decirme que me traerían el perro a casa el 8 de junio y que haríamos un curso domiciliario.
Yo ya he contado con la ayuda de 2 perras guías maravillosas de las que nunca me olvidaré (Witty y Yeika), pero en ambos casos he hecho el curso de adaptación en Madrid, por lo que el hecho de hacer el curso en Málaga era novedad para mí. Lo que no ha sido novedad es el instructor, Jorge, puesto que fue quien adiestró a mi Yeikita, la cual lamentablemente murió en octubre con 13 años y medio.
Pues bien, después de unas semanas de nervios, llegó el día en que Jorge vino a casa con Lyan, un tranquilo labraniche negro que me enamoró desde el primer minuto.
El mestizaje entre labrador y caniche gigante también ha sido novedad para mí, ya que hasta el momento no había tenido la oportunidad de conocer a uno. Desde luego, en la apariencia física de Lyan hay poco de labrador, aunque sí encuentro parte de esta raza en su carácter.
Este cruce , desde mi punto de vista, ha creado a un perro excepcional: discreto, cariñoso, buen guía, etc. Además, en la parte práctica me gustaría destacar el pelo, ya que, aunque es abundante, no suelta casi nada. Eso sí, lo tengo que llevar a la peluquería de vez en cuando si no quiero enfrentarme a unos rizos complicados de desenredar. Los pelos de los labradores, aunque parecen inofensivos, se clavan en la ropa, condicionando, al menos a mí, hasta la forma de vestir. Por ejemplo, con mis perras anteriores yo tenía claro que unas medias negras eran totalmente incompatibles.
El curso domiciliario ha estado fenomenal. Durante 5 días, Jorge, Lyan y yo pasamos una buena semana recorriendo mis rutas habituales, aunque terminamos agotados. ¡Recorríamos una media de 15 KM al día! Creo que la ruta preferida de Lyan es el paseo marítimo. Además, es un buen espacio para poner al perro a prueba, ya que se cruza con perros sueltos, gente haciendo deporte, gatos merodeando los chiringuitos, carriles bici, etc.
Durante el curso, Canal Sur se acercó a hacernos un reportaje para ver cómo ha condicionado el proceso de adaptación a un nuevo perro guía durante esta situación que nos ha tocado vivir. Cuando se grabó, Málaga se encontraba iniciando la fase 3 de la desescalada. ¡En este enlace podéis ver a Lyan en acción! (Abre en ventana nueva).
Sin duda, un momento bonito que me he perdido al hacer el curso domiciliario es el de conocer a la familia que acompañó a Lyan durante su primer año de vida. No obstante, Jorge me puso en contacto con Javier y hemos tenido la oportunidad de hablar, le he podido enviar fotos de Lyan, etc. Además, como Javier y su familia residen en Madrid y voy mucho por allí, tenemos pendiente conocernos y que puedan ver a Lyan. Desde luego, ¡se pueden sentir muy orgullosos de la educación que han dado al perro!
Una vez concluido el curso, ya sin Jorge cerca, me ha tocado enfrentarme a la realidad de recorrer caminos diversos con Lyan. Tengo que decir que, aunque cada día es una aventura, Lyan me lo está poniendo bastante fácil. ¡Me encanta pasear con él, aunque sea con la mascarilla!
Por último, me gustaría dar las gracias a todas las personas que han hecho posible que Lyan sea como es: a la Fundación ONCE del Perro Guía a nivel institucional, aunque destacando a Jorge como instructor y a Chus como gestora; también a Javier y a su familia; y, desde luego, a mi marido por ayudarme en todo este proceso. ¡Volvemos a ser 3!
Un saludo y buen verano para todos.