Escapada a Marruecos en crucero: grata experiencia

Buque Horizon de Pullmantur navegando por la baia de Málaga

Hola a todos:

Desde hace bastante tiempo, Paco y yo queríamos probar la experiencia de viajar en crucero, pero no terminábamos de animarnos porque todos los que encontrábamos eran de una semana y la verdad es que preferíamos un viaje algo más corto.

Buque Horizon de Pullmantur en puerto visto desde cerca

Como buenos malagueños, siempre nos ha gustado todo lo relacionado con el mar y los barcos. Además, desde que mi hermano montó un negocio de deportes acuáticos, ha crecido nuestro interés.

Hace un par de meses, Paco encontró nuestro crucero ideal: viaje a Marruecos desde Málaga en 3 días. ¡Perfecto para probar!

La verdad es que la primera sensación que te llevas al contratar un viaje en crucero es que el proceso no es demasiado intuitivo, puesto que no te queda claro en qué camarote irás, por ejemplo, así que decidimos llamar para informarnos mejor y contratarlo.

Durante los días previos al viaje nos fueron llegando algunos correos de Pullmantur orientados a preparar el viaje. También vimos algunos vídeos por Internet.

Llegó el día esperado y, por fin, entramos en el barco. La verdad es que es alucinante lo grande que es y la cantidad de actividades que se pueden hacer dentro.

Zona de recreo descanso de las cubiertas 11 y 12: piscinas, jacuzzi, bares, etc. con Málaga al fondo.

Nosotros viajamos en el Horizon, un barco con 12 cubiertas que tiene una capacidad para alojar a 1.800 pasajeros. Nos sorprendió mucho conocer el número de trabajadores que había dentro del barco. ¡Más de 600! Es decir, aproximadamente un trabajador por cada 3 personas.

Prácticamente entramos en el barco a la hora de la comida, así que todo el mundo fue a conocer su camarote bien rápido y nos fuimos distribuyendo por los distintos restaurantes del buffet. La verdad es que la sensación inicial fue de agobio, aunque cuando llevas un rato te das cuenta de que es cuestión de organizarse un poco.

Después de comer fuimos a colocar el equipaje. Pensé que el camarote sería bastante más pequeño. El nuestro tenía una ventana en la que te podías sentar a ver el mar. ¡A Paco le encantaba sentarse ahí!

Lourdes en el poyete interno de la ventana, o porta, del camarote del buque

La primera tarde, aún parados en el puerto de Málaga, la dedicamos a recorrer el barco, tomar alguna copa y disfrutar del buen tiempo. Después hicimos el simulacro de evacuación y comenzamos a navegar rumbo a Casablanca.

Paso por el estrecho de Gibraltar desde el mar a la altura de Parque Natural del Estrecho en Cádiz.

Por las noches la cena era en turnos y a la carta, por lo que la organización era mucho mayor. La verdad es que nos sorprendió que la comida era variada y estaba bastante buena. Pensamos que en un barco se comería peor.

Tras la cena y un paseo por las zonas exteriores del barco para disfrutar del mar, llegó la hora de dormir y, como el barco prácticamente no se movía, caímos rendidos como niños.

Al día siguiente llegamos a Casablanca. Como las excursiones que ofrecían abordo se agotaron, nos fuimos a visitar la ciudad por nuestra cuenta, aunque muy rápido hicimos migas con unas mujeres de Cádiz, así que de 2, pasamos a ser 6.

Estuvimos en la mezquita, en el paseo marítimo, en la medina, etc. Además, aprovechamos para comprar unos dulces árabes para nuestras madres.

Vista de las Playas del Bulevar de la Corniche y al fondo la Mezquita de Hassan II

Una vez en el barco, disfrutamos de una actuación en el teatro y nos fuimos a cenar nuevamente al restaurante. Después, escuchamos un poco de música en vivo.

Esa noche el barco se movía algo más, pero la sensación no era muy desagradable.

Al día siguiente llegamos a Tánger, donde sí habíamos contratado una excursión. Lo mejor de todo, sin duda, fue la guía, la cual contrastaba claramente con el país en el que había nacido.

Vista de Tánger desde la cubierta 12 del buque

Por la noche, más teatro, música en vivo, cena y un poquito de discoteca a modo de despedida.

Teatro del Buque Horizon

Ya por la mañana, tuvimos que desayunar bien temprano y desembarcar en Málaga. ¡Todo lo bueno llega a su fin!

Buque Horizon atracado en el puerto de Málaga

Ahora os cuento algunos aspectos que me llamaron la atención:

  • La amplitud: espacios muy amplios y variados, para todos los gustos.
  • El nivel de organización dentro del barco: el diario de abordo que dejaban todos los días en nuestro camarote, sumado a los mensajes que emitían mediante megafonía, ayudaba a identificar las distintas actividades que podíamos hacer.
  • La atención a la discapacidad: aunque se identifican barreras en materia de accesibilidad dentro del barco, sí observamos que existían algunas buenas prácticas, como rampas, por ejemplo. De hecho, había muchas personas con discapacidad en el crucero. Además, como saben que existen carencias en esta materia, cubren los costes de un acompañante a las personas que acreditan esta necesidad.
  • La profesionalidad: creo que todo el personal del barco se deja la piel para que la experiencia sea grata, especialmente en un crucero de estas características que, debido a su corta duración, sería el primero para muchos de nosotros.
  • El uso de la tecnología: el barco contaba con un sistema muy actual para que pudieses identificar las fotos que te habían hecho mediante reconocimiento facial, mientras que no tenía, por ejemplo, una app sencilla para poder consultar la información del diario de abordo, excursiones disponibles, etc. ¡Toda esa información te la daban en papel!

Bueno, después de lo que os he contado, creo que sobra decir que repetiremos. ¡Nos ha gustado muchísimo! Experiencia aconsejable para ir en pareja, con toda la familia, amigos, etc.

¡Un saludo!